Hoy fui a una exposición de veleros en la base naval, exposición hecha en razón de conmemorar el bicentenario de la independencia de varios países de América, había veleros de Argentina, España, Chile, Ecuador, Colombia, Venezuela, Holanda, México, Uruguay, Portugal y Brasil. Aunque suene increíble, salió el sol, si señores salió un súper sol, un sol que quemaba más que en mismo verano.
La caminata fue larga y cansada y gracias al sol no hubo mucha ayuda, pero bueno a eso fui. No pensé que me agradaría tanto estar en el mar dentro de esos veleros, llenos de cables y fierros que en un primer momento hicieron que se me crisparan los nervios. Quién sabe que podría pasar ¿un tsunami quizá? Mas fácil, uno de esos enormes fierros se me caerían encima y me dejarían aplastada muerta hecha puré de Lissette.
Aquel paseo fue muy relajante, a pesar de tener a cientos de personas alrededor, la mayoría niños y sus padres, la experiencia no fue mala, al contrario me gusto bastante. Encontrar aquellos veleros tan apacibles, el suave movimiento del agua y los amables marinos extranjeros, prestos a darle la mano a quien necesitara su ayuda bien para bajar escaleras, bien para subirlas, realmente, muy atentos, cumpliendo toda una función diplomática.
Toda esta experiencia me hizo pensar, qué hace el gobierno con todos esos barcos viejos que guardan para la guerra, simplemente gasta millones de dólares comprándolos para jamás usarlos. El país no necesita barcos, submarinos, necesita educación, alimento, trabajo para aquellos que lo carecen, que hace el Estado peruano comprando artículos de guerra que quizá jamás llegue a utilizar, no deberían acaso darles un uso que beneficie a las personas de manera real. Los veleros y la tripulación que los trajo hasta las costas peruanas a pesar de ser marinos cumplen más que nada una función que bien podría cumplir un embajador: llegan a países extranjeros, muestran su poderío, su éxito, su belleza, su amabilidad y con ello sus valores, su moral, su ética, dándole una perspectiva, a todos aquellos que los visitan, de una mejor imagen de su país. Así que los tripulantes de hoy resultaron embajadores, y los instrumentos de guerra del país al igual que la mayoría de cosas en él resultaron desaprovechados
Por cierto, el cielo hoy estuvo despejado, la luna preciosa y las estrellas le hacían complemento perfecto, bonito día en verdad.
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