Te extraño y no podrías imaginar cuanto, porque en realidad ni yo misma puedo hacerlo, sólo sé que has dejado un vacío inmenso que hasta ahora no puedo llenar.
Extraño tu singular forma de ser; creo que muy pocas personas pueden entenderte porque tienes problemas para demostrar tus sentimientos (definitivamente deberías mejorar eso), aunque es justo eso lo que más me gusta de ti, ir descubriendo poco a poco tu verdadero yo.
Sé que prometí no alejarme, pero creo que al final fuiste tu quien se alejó de mi, así que preferí simplemente olvidarte, obviamente aún no he logrado el objetivo, pero espero hacerlo pronto.
Hace casi un año que no hablamos, bueno, falta un poco más para que sea un año, pero ya falta poco. Realmente deseo que cuando pase un año el sentimiento de tristeza desaparezca mágicamente.
Cambiaste mi forma de ver el mundo, me deslumbraste con tus ideas locas y tus argumentos innegables.
Así que sólo me queda agradecerte, por confiar en mi, por mostrarme ese lado que a nadie más le mostraste, por ofrecerme siempre una sonrisa, por seguirme en todas mis locuras, por bajar las escaleras saltando como tontos, por esas salidas al cine (de las que con suerte recuerdo el título, porque la mayor parte de la película nos la pasábamos hablando), por siempre estar ahí para cuando te necesitaba, por esos mensajes a cualquier hora, por esas mentiras que inventábamos para salirnos con la nuestra, por no intentar cambiarme y no forzarme a comer carne, por inventar siempre cosas nuevas y hacerme reír, por callarme cuando era necesario y por dejarme callarte de la misma forma, por cargar mi bolso cuando era pesado, por darme calor cuando tenia frío, por planear tantas cosas juntos, por compartir las cosas tristes y las felices.
Gracias, por todo eso y por todo lo demás.
No quiero decirte adiós, pero es un poco tarde para eso, Adiós.